lunes, 5 de febrero de 2007
FÁBULAS
¿Qué es una fábula?
Una fábula es un relato breve de ficción, protagonizado por animales que hablan y escrito en prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita.
Orígenes
Al nordeste del Mediterráneo se halla Grecia. Como la gran mano de un esqueleto, tiende sus ganchudos dedos hacia el mar. Su línea costera culebrea, va y viene, y el mar forma innumerables golfos, bahías y caletas. La tierra se ha convertido allí en un laberinto de montañas y apacibles valles.
Hoy, Grecia es un pequeño país dentro de la gran familia de las naciones. Pero, hace siglos, antes de la era cristiana, era una gran potencia, rebosante de vida, industria, comercio y erudición. Cada pequeña ciudad, en su valle, tenía su gobierno, y era un Estado independiente. Pero todas compartían la gloria de Grecia. Porque Grecia era centro de la cultura y la civilización, y de su suelo surgieron muchos hombres célebres.
El más sabio narrrador de cuentos
Entre esos grandes hombres, de los cuales se habla aún con veneración, figura Esopo, el esclavo, cuya serena sabiduría se refleja en las deliciosas fábulas que contó. No se sabe casi nada sobre él. Se cree que murió unos 550 años antes de C.; pero se tiene la seguridad de que nació esclavo y de que su amo lo liberó finalmente.
Porque Esopo era más sabio y discreto que la mayoría de la gente, hasta el extremo de que su amo le dio buenos maestros y lo puso en condiciones de tratar a los grandes hombres de su tiempo. Adondequiera iba Esopo —de corte en corte, entre todos los pequeños estados de Grecia—, buscaban su consejo y lo escuchaban con respeto. Y, tal vez, cuando lo daba, lo bacía más comprensible v eficaz con una de sus célebres fábulas —o cuentos morales— que ahora llevan su nombre.
Como era sabio, Esopo leía en el corazón de los hombres y adivinaba sus dolores y locuras. Y como sabía también que la gente no gusta de predicaciones, presentaba sus lecciones de manera indirecta y bajo la forma de anécdotas breves, en las que muchos de los actores eran los animales que todos conocían. En esos cuentos puso parte de la sabiduría que había recogido en sus años de paciente esclavitud y en las cortes de los reyes. Los infortunios que sufrían sus animales parlantes eran los mismos que habían hecho sufrir a sus orgullosos y atolondrados amigos. Y son los mismos que hoy aquejan al género humano.
Pasaron, en relatos verbales, de padre a hijo, durante varios siglos y, aunque en la Edad Media se transcribieron muchos de ellos, no se hizo una recopilación completa de los mismos hasta el siglo XV. Los mismos temas y otros nuevos contaron Pedro (siglo I), La Fontaine (1621-1695), y en verso castellano Tomás de Iriarte (1750-1791), y Félix María Samaniego (1745-1801).
Recopilación
EL ABUELO RÓMULO PARA PATXI Y MAIA
LAS RANAS Y SUS DESEOS
![Fábulas](http://www.guiascostarica.com/fabulas/f01.jpg)
Hace mucho, muchísimo tiempo, en los días en que el mundo era joven aún, la laguna que existía junto al bosque estaba llena de centenares de ranitas de piel goteada. Corno se habían cansado de su vida en la plácida laguna y ansiaban nuevas diversiones, se reunieron en consejo. Y, ruidosamente, pidieron a Júpiter que les enviara un rey.
Como Júpiter sabía que eran unos animales estúpidos, sonrió al oír su petición y arrojó un leño a las plácidas aguas.
—He ahí vuestro rey -—dijo,
El chapoteo hizo huir con terror, hacia las riberas, a centenares de animalejos verdes. Durante un día y una noche se ocultaron bajo las grandes hojas de la plantas acuáticas que flotaban en la superficie de la laguna y no quisieran acercarse ni a diez saltos de su flamante monarca. Por fin, la más audaz atisbo desde su escondite. Luego, se acercó cautelosamente y observó al rey. Las demás se aventuraron, también, a salir y nadaron con precaución alrededor del leño flotante.
—Es un rey ridículo —dijo desdeñosamente una de las ranas.
Y cuando todas vieron que el leño nada hacía ni para ayudarlas ni para causarles dificultadas, empezaron a clamar de nuevo, de manera salvaje, para que les dieran otro rey.
Esta vez a Júpiter se le había acabado la paciencia.
—¿Queréis un rey con más vida? —preguntó, severo—. ¡Ahí lo tenéis!
Y al cabo de un instante, llegó una enorme cigüeña, con una reluciente corona de oro, y comenzó a devorarlas.
Recopilación
EL ABUELO RÓMULO PARA PATXI Y MAIA
domingo, 21 de enero de 2007
PECES
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y como ya sabes el primer vertebrado que apareció
en la Tierra... El pez.
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MEDIO PEZ
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Por Pipina
abia una vez, un Medio Pez era así de chiquito, con una cola larga y
suavecita.
Medio Pez podía cambiar de colores, si estaba contento se ponía de mil colores, si era un día tristón era todito gris, si tenía hambre era blanco su color y si se enojaba de ponía muy verde.
Cuentan que Medio Pez nació de medio huevo que puso su mamá y si puso medio huevo nació medio pececito.
Medio Pez era verdaderamente un mediopez medio feliz. Nadaba por todo el fondo del río se enredaba en las algas que le hacían muchos mimos, jugaba con las burbujas que se desprendían del fondo pero lo que más le gustaba era enroscarse en los rayitos de sol que llegaban desde el cielo, ¡Su día era muy divertido!!!.
Un día Medio Pez amaneció gris, muy gris, no quiso enredarse en las algas, ni jugar con las burbujas ni con los rayitos de sol. ¡Estaba triste...!
Pasaron los días y Medio Pez se ponía cada vez más gris, casi ni se movía, se pasaba el día quietecito en un lugar.
El decía que si nadaba de aquí para allá contagiaría su color a todo su alrededor.
Así fue como decidió irse una noche cuando todo el fondo del río dormía.
Nadó, nadó y nadó tanto que el cansancio lo venció y quedó dormido en un nido de algas. En su sueño escuchó una vocecita que decía:
- Medio Pez, Medio Pez nada un poquito al revés abre bien los ojos así, así, así me ves...
Medio Pez se despertó y recordó lo que había escuchado, - ¿Nadar al revés? ¿nadar al revés? ¿abrir bien los ojos ?
Medio Pez, pensó como sería nadar al revés y nadó para atrás con los ojos bien abiertos pero no vio a nadie, nadó de costado siempre con los ojos abiertos pero tampoco descubrió a nadie.
Lo único que no había hecho era nadar con la pancita para arriba y así lo hizo. Cuando había avanzado pasando por entre las piedras y las algas... ¡ahí estaba ella Medio Pececita!. De mil y un colores, con su larga cola suavecita y transparente. Primero se espiaron entre las algas, después se subieron a las burbujas, más tarde nadaron dando vueltas y de pronto se miraron a los ojos y de cada uno de ellos salió medio corazón que se unió sobre sus medias cabezas. Desde ese mismísimo momento Medio Pez se puso de mil colores.
Cuentan que hoy viven juntos y que Medio Pez no es medio feliz sino enteramente feliz.
FIN
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EL ABUELO RÓMULO PARA PATXI Y MAIA
sábado, 20 de enero de 2007
TRUCHO, EL CABALLO AZUL
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por María J. Calandria
ay una Villa Caballos, que más que un pueblo es un pueblucho, pequeño y olvidado, encallado en un monte que sólo da flores en mayo. No hay que saber mucho para adivinar que en ese pueblo hay caballos, y tampoco hay que pensar mucho ni ser un talento, para saber, por el nombre del cuento, que Villa Caballos es el pueblo de Trucho.
Cuando Trucho nació era un caballo corriente, uno de esos que la gente guarda en un establo. Cuando era sólo un potro se hizo amigo de Pablo, el nieto del dueño de Trucho, y llegaron a quererse mucho… Pablo lo dejaba libre en el monte, viéndolo correr hasta el horizonte. A veces el niño se iba, y el caballo volvía solo al establo, y Trucho apreciaba mucho la confianza de Pablo, igual que el niño sabía que el caballo no le fallaría. Y esa era la forma en que Pablo y Trucho se querían y demostraban su cariño… aunque nadie en el pueblo entendía la gran amistad que había entre el caballo y el niño.
Un día, después de una tormenta, más fuerte que ochenta lluvias y cuarenta vientos, el abuelo llegó a la casa muy serio y Pablo supo que tenía una pena por dentro.
- Abuelo ¿qué pasa? – Preguntó el niño. –¿Es por ese rayo que cayó en el huerto? …
- Sí, es por el rayo que nos ha quemado lo que fuera nuestro… Vivimos de la venta de frutas y verduras, y por esa tormenta tan dura que nos trajo el rayo que acabó con todo, tengo que vender el caballo, aunque sé que lo quieres mucho…
- ¿Vender a Trucho? – Preguntó el niño espantado- ¡A Trucho no!, ¡No puedes! ¡No quiero! …
- Pero es que necesitamos dinero… Aunque ese caballo no vale mucho, es todo lo que tenemos…
Pablo corrió hasta el establo… No cenó aquella noche, se echó junto a Trucho, lloró, y ninguno durmió…
- Trucho, amigo, caballo bueno… Le pediremos al cielo, que siempre nos ayudó, que le dé a mi abuelo el dinero por todo lo que perdió durante la tormenta, y que no te ponga en venta, para que estés conmigo, mi caballo bueno, mi amigo… - Le dijo el niño-.
El caballo entendió lo que a Pablo le entristecía, y cuando vio que amanecía, salió del establo y corrió y corrió, llegó hasta el monte, cruzó el horizonte, y aún más lejos, mucho más lejos llegó…
“Le pediremos al cielo, que siempre nos ayudó”, había dicho Pablo allá en el establo, y Trucho lo recordó…
Él no sabía rezar pero conocía el cielo. Lo había visto brillar por las noches, tachonado de luceros. Y también durante el día, con ese color de luz que sabía que llamaban azul cielo.
- Soy un caballo corriente, de esos que guarda la gente en un establo, pero soy amigo de Pablo y por eso soy diferente. ¿Puedes ayudarnos tú? … – Preguntó el caballo al cielo, y el cielo lo pintó de azul…
Cuando Trucho volvió al establo, hacía mucho que Pablo lo estaba buscando. Llegó hasta el niño trotando, y el niño lo reconoció, porque el amor nunca cambia aunque cambie de color.
El abuelo no lo vendió. Empezó a ir mucha gente para poder ver a Trucho, y aquel que fuera un pueblucho, todo el mundo visitó. Pagaban mucho dinero para verle por el monte llegar hasta el horizonte y luego volver al establo, donde le esperaba Pablo, dándole gracias a Dios.
Trucho era valioso, distinto, mágico, hermoso… pero no por su color. El cielo les ayudó porque el cariño, aunque sea entre un caballo y un niño, es lo que tiene valor.
FIN
Cuento original por: María J. Calandria
Email: mariajc@eresmas.net |
miércoles, 17 de enero de 2007
LA ROSA Y LA CUCHA
Por Gustavo Ruiz
abía una vez, un perro que era muy rico. No le faltaba nada. Tenía una gran cucha especialmente diseñada por los mejores arquitectos de la zona. Siempre vestía con chalecos y corbatas, comía los mejores manjares, hasta tenía una heladera y una cocina donde guardaba los mejores huesos traídos por sus dueños de Europa. Era muy soberbio, y le molestaba que los niños se le acerquen a su cucha. Siempre caminaba erguido por los alrededores con el hocico parado y sacando pecho, mirando de reojo a los demás perros.
Enfrente vivía un perrito en una cucha muy humilde, y todas la mañana, con su gran regadera de plástico, regaba una rosa verde que creció junto a su puerta.
Tanke, así se llamaba el perrito, era muy bueno con los niños y todos lo querían mucho en el barrio. Era alegre, juguetón y siempre estaba contento.
Al perro millonario de enfrente, que se hacia llamar Mister Perro, no le gustaba que todos los niños siempre estén jugando con Tanke.
Mister Perro entonces decidió que quería una rosa igual a la de Tanke.
Llamó a sus amigotes y les ofreció mucho dinero a quien lograra traerle una rosa igual que la de Tanque. Los amigotes de Mister Perro estuvieron buscando por varios días, pero no encontraron nada.
Entonces Mister Perro mandó a fabricar una rosa verde de plástico muy linda, pero los niños seguían sin acercarse a su cucha, y furioso Mister Perro se comió su rosa de plástico.
Así decidió ponerse un antifaz y por la noche, con una tijera cortó la rosa de Tanque y la plantó cerca de su cucha.
Por la mañana, Tanque al no ver su rosa verde se puso triste, y cruzó en frente a preguntarle a Mister Perro si había visto quien se llevó su rosa. Grande fue su sorpresa al ver que Mister Perro estaba regando una rosa verde parecida a la de él.
Tanke volvió triste a su cucha. Pero a los pocos días la rosa se marchitó y otra rosa verde creció junto a su cucha.
Nuevamente los niños jugaban alrededor de la cucha de Tanke.
Mister Perro miraba y no comprendía que fue lo que falló. Se puso a llorar y al verlo, Tanque se le acercó y le dijo: “la rosa verde crecerá junto a tu cucha solo si eres un perro bueno, juguetón y alegre”.
“Ahora entiendo”, dijo Mister Perro, “de ahora en adelante seré un perro bueno.
No me llamaré más Mister Perro, usaré mi verdadero nombre que es Moky, y seré bueno, siempre bueno...”.
Y a los pocos días sé lo veía a Moky regando su linda rosa verde.
FIN
Recopilación
EL ABUELO RÓMULO PARA PATXI Y MAIA